¿Cuánto tiempo puedes sentirte cómodo/a sin hacer nada antes de que tus pensamientos te lleven a dar un paseo de miedo? ¿Te inquietas o te aburres cuando no tienes nada que hacer, ni siquiera tu teléfono para desplazarte? ¿Te sientes cómodo/a eligiendo la paz sobre la productividad, o necesitas ser productivo/a para sentirte cómodo/a?
Algunas de las principales luchas por las que atraviesan las personas en estos días, como la ansiedad y la depresión, nacen en gran medida de unir nuestra autoestima con la productividad. Nosotros, como sociedad, le hemos dado tanta importancia a la productividad que hay muchos de nosotros que sentimos una sensación de "culpa" cuando no tenemos nada que hacer. Evoca la sensación de que no estamos a la altura del estándar en nuestra cabeza. Evoca miedo e inquietud y nos deja en una espiral descendente de dudas y críticas.
Si bien se espera que esta obsesión por la productividad nos haga más productivos, lo mismo interfiere con nuestra productividad y, lo que es más importante, con nuestra salud mental.
En esta forma de perseguir la dignidad, constantemente nos quedamos cortos, ya que dependemos de nuestros logros e hitos para hacernos sentir dignos. Constantemente seguimos persiguiendo la próxima gran cosa, que es un ciclo interminable. Cada tiempo libre más allá de lo que sentimos que merecemos y que podemos permitirnos nos hace sentir incómodos, desencadena el miedo y la inquietud en nosotros.
Ocuparse y perseguir objetivos se convierte en una forma de evitar simplemente sentarse y sentir nuestros sentimientos difíciles. Se convierte en un escape de la verdad que tememos enfrentar. Se hace más fácil concentrarse en tareas que nos mantienen ocupados en lugar de enfrentar el miedo que no estamos listos para enfrentar.
En la mayoría de los casos, si no todos, estas creencias y patrones en torno a la productividad han entrado en nuestro sistema desde una edad temprana, donde fuimos apreciados por las cosas que hicimos bien. Estas apreciaciones se convirtieron en la fuente de nuestra felicidad, que lentamente tejió la creencia en nosotros de que para ser felices necesitamos acumular más.
Si bien, en cierta medida, esta creencia puede habernos motivado a mejorar en la vida, nos hace depender de nuestros logros, apreciaciones y validación externa para sentirnos dignos. Seguimos necesitando más y deseando hacer más. Sentimos la necesidad constante de probarnos a nosotros/as mismos/as. Cada vez que la vida nos exige disminuir la velocidad y relajarnos, nos sentimos incómodos/as.
La única forma de sanar de este profundo sentimiento de falta es cuestionando la noción de no ser lo suficientemente bueno/a y descubriendo la verdad de que es un espejismo que llevamos en la cabeza. Somos valiosos/as por simplemente existir, por ser lo que somos ahora, a pesar de lo exitosos/as que seamos o no en función de nuestros logros.
La ironía es que cuanto más aceptamos y hacemos las paces con quienes somos, podemos dejar de demostrarle a los demás, dejar de dudar o criticarnos y centrarnos en ser productivos/as sin tener que agotarnos. Podemos aprender a descansar, sin tener que sentirnos culpables. Podemos sentirnos merecedores/as y realizados/as sin tener que depender de ninguna fuerza externa.
Simplemente vale la pena: no seamos tontos tratando de medirlo o demostrarlo. Dejemos que nuestra luz ilumine el mundo.
Fin del artículo.
Os he traído este artículo porque explica muy bien un problema cada vez más presente en nuestra sociedad. Creo que es muy importante empezar a ser conscientes de que nuestra valía y autoestima no depende de lo que hacemos o no hacemos sino de lo que somos, de nuestra existencia y nada más. Sólo por existir ya somos valiosos/as, no necesitamos demostrarlo ni hacer nada (sé que no es fácil de abrazar esta idea y menos aceptarla plenamente sin encontrar peros). Pues dentro de nosotros hay patrones sociales y culturales, también familiares que van en contra de ello. Se nos "vende" que para ser valiosos/as, reconocidos/as o merecedores/as, necesitamos ganárnoslo, haciendo algo, teniendo algo, demostrándolo de alguna forma. Eso nos mete en un bucle continuo del hacer y hacer, del tener y tener, de más y más productividad que no para nunca, para recibir el reconocimiento o el beneplácito de otros o la sociedad en general pues si paramos parece como si no estuviéramos haciendo algo bien, como si estuviéramos perdiendo el tiempo y podemos sentir que los demás nos censuran o no nos aceptan así (incluso ser nosotros/as mismos/as quienes no nos aceptamos así). Este hecho es el que nos hace vivir en la acción constante llenando nuestro ser de cansancio, agotamiento, estrés y enfermedad o malestar no sólo físico sino también mental. Necesitamos reivindicar una forma de vida más conectada a la naturaleza y sus ritmos, pues nosotros somos parte de ella y nos hemos ido poco a poco desconectando de su sabiduría y por tanto, de nuestra sabiduría. En la naturaleza hay ciclos, fases, no siempre hay actividad constante sin parar. De hecho, el estrés en el mundo natural sólo está presente en momentos en los que la vida está en riesgo como cuando un león va a por la gacela. Pasado ese evento lo que hay es relax. Y el relax es el padre de la salud y de la creatividad.
La verdad es que todos estamos metidos/as de alguna forma en esta locura de la productividad y del hacer y hacer, del continuo movimiento y ajetreo que ser refleja en las ciudades. Yo misma lo he sentido muchas veces el malestar interior cuando he parado y me he dejado no hacer "nada" productivo. Así he descubierto muchas cosas que no quiero dentro de mí, quiero valorarme y sentirme bien haga o no haga, quiero sentirme merecedora de todo lo bueno haga o no haga, es decir, quiero amarme sin condiciones y dejarme ser feliz conectándome a la hermosa naturaleza que me rodea. El equilibrio es la clave, y el saber parar y disfrutar de simplemente respirar es fundamental. A veces sanar simplemente requiere que nos demos tiempo para simplemente sentarnos y respirar. A veces ese permitirnos parar es lo más productivo que podemos hacer para ser productivos/as desde el corazón y no desde la obligación.
Te voy a proponer algo, ¿Te animas?. Te invito a pasar sólo un par de días sin hacer nada productivo y que sientas, qué ocurre en ti, ten a mano un cuaderno para anotar todas las sensaciones o pensamiento que te surjan. Esa experiencia de dará mucha información de todos los patrones y creencias limitantes heredadas que están bloqueando tu bienestar y conexión con tus ritmos naturales.
Disfrutar plenamente de no ser productivos/as es la clave para nuestro mayor bienestar y por tanto, para un mayor amor verdadero hacia nosotros/as.
¿Abres tu corazón a ello? Yo ya estoy en este camino y seguro que si estás leyendo esto tú también. Así que felicidades!!
JUNTOS/AS PODEMOS CREAR UNA SOCIEDAD QUE VALORE EL RELAX Y LO POTENCIE COMO ALGO FUNDAMENTAL PARA LA SALUD Y LA FELICIDAD DE SUS CIUDADANOS. ¿CÓMO?
COMENZANDO A VALORARLO NOSOTROS/AS EN NUESTRA VIDA, PRACTICÁNDOLO.
Espero que hayas disfrutado de esta información y te sea muy útil en tu vida. Hasta el próximo post.
Virginia Silván-Dalprem Kaur
PD: Si deseas mi apoyo para sentirte bien no siendo productivo/a y así poder disfrutar más de tu vida e incluso tu trabajo, entra aquí.

SIMPLEMENTE CIERRA TUS OJOS, SONRIE Y RESPIRA ....INHALA RELAX, EXHALA EL CONTÍNUO HACER;)
*Artículo original en inglés: https://www.arjunsom.com/single-post/2019/08/07/Do-You-Fear-Being-Unproductive
#miedoanoserproductivo #noserproductiva #crecimientopersonal #aprenderanoserproductivos #aprenderanohacernada #aprenderarelajarnos #laimportanciadelrelax